Vega Valencia, por su relato titulado Dicen…, y Gonzalo Velasco, gracias a su texto Un invitado inesperado, se han proclamado ganadores del VIII Certamen de Microrrelatos del IES Valle de Piélagos en las categoría B (4º de ESO y Bachillerato) y A (1º, 2º y 3º de ESO), respectivamente.

Al certamen se presentaron más de cien textos entre las dos categorías. Los premios fueron entregados el jueves 21 por la directora del centro, Cristina Fernández Argudín, en un acto celebrado en una biblioteca repleta de público, que también acogió diversas actuaciones musicales del alumnado del IES, programadas por el departamento de Música.

Además de Vega Valencia, de 2ºBac, y Gonzalo Velasco, de 1º de ESO, resultaron galardonados los siguientes alumnos: Iñaki García y Carla Somavilla obtuvieron el 2º premio de las categorías A y B, respectivamente. Los terceros premios fueron para los alumnos Jimena Blanco (categoría A) y Candela González (categoría B). Recibieron, además, sendos accésits por sus trabajos los siguientes estudiantes: Mauro López, Ángela Somavilla, Daniela López y Vega Valencia, que repitió galardón con otro microrrelato.

Los ganadores recibieron un vale de 50 euros, los segundos clasificados, uno de 30 y los terceros premios, uno de 20. Los finalistas (un total de diez, cinco por categoría) recibieron también un diploma acreditativo.

A continuación se pueden leer los diez microrrelatos galardonados:

CATEGORÍA A:

1º Gonzalo Velasco García (1ºD)

UN INVITADO INESPERADO

Era otro jueves cualquiera, durante el recreo, cuando observé a los alumnos de 1º de la ESO huyendo despavoridos por los pasillos. Yo no sospechaba la horripilante criatura, que estaba a unos pocos metros de mí, un asesino sin piedad que amenazaba con un largo y afilado estilete a cualquiera que pasara a su lado. Un ensordecedor zumbido lo invadía todo y nos provocaba una terrible sensación de angustia

Yo no me lo pensé dos veces, agarré mi carpeta y lo golpeé con todas mis fuerzas dejándolo tieso en el suelo.

Desde entonces todos me consideran un verdadero héroe.

“Otro repugnante mosquito menos en la faz de la tierra”, pensé.


2º Iñaki García España (3ºA)

LA PROTECTORA DE LA SABIDURÍA

Cuatro amigos eran inseparables en el sombrío instituto donde cursaban 3º de la E.S.O. Allí, en días de tormenta y cielos grises, un susurro aterrador circulaba por los pasillos helándoles la sangre. Este inquietante sonido venía acompañado de una “sombra tenebrosa”. Aparecía en la clase del Sr.Carreró, profesor de lengua, y se paraba solamente en aquellos chicos que intentaban engañar, copiando tareas y trabajos. La sombra les rodeaba y dejaba sin respiración, señalándoles con un brazo acusador. 

Aparecía de vez en cuando, castigando a aquellos que llevados por su pereza no habían hecho sus tareas. A medida que los chicos fueron siendo más responsables, la sombra fue haciéndose más tenue hasta casi desaparecer.

Desde entonces, la sombra solo aparece en días grises, pero ya no como castigo. Es una guardiana para todos, recordándoles que el conocimiento solo puede venir del esfuerzo, el trabajo y la honestidad.


3º Jimena Blanco Fernández (1ºB)

LA HUIDA

Llegué al pasillo de la tercera planta y eché a correr como si no hubiera un mañana, estaba cansado, la lengua se me salía de la boca, no podía más. Entonces, ya no me acordaba, ya no me acordaba de esa cosa terrible de la que estaba huyendo. Decidí mirar hacia atrás, a ver si así conseguía acordarme, cuando miré no había nadie, me paré en seco para descansar. Pero esa fue mi peor decisión. De repente, unas manos me alzaron del suelo, entré en pánico. Me meé. Me había alcanzado, ya no podía luchar mas, no había opciones de huida.  

-¡Venga Max, vámonos a casa!- dijo con su dulce voz Claudia, la profesora de lengua. Me puso la correa y me volvió a dejar en el suelo. En ese momento, empecé a ladrar y a aullar. No quería irme a casa, quería quedarme jugando por los pasillos.


Accésit: Ángela Somavilla González (2ºA)

UN RELATO INTERMINABLE

Eva cogió el relato y lo empezó a leer con una sensación de miedo que la hizo temblar todo el cuerpo.Era como una sombra que grecia desde dentro y la iba quitando el aire.Como una garra que la dejaba sin respiración.Asustada por esa sensación intento dejar de leer el microrrelato, pero sus ojos no podían despegarse de las líneas.Tenía la necesidad de acabar de leerlo.Entonces lo supo… iba a morir.

Laetitia se asustó cuando vio a Eva en el suelo de la clase.Llamó a una ambulancia, aunque supo que no había nada que hacer.De repente un papel en la mano de Eva capto su atención y comenzó a leer “Laetitia cogió el relato y empezo leer con una sensación de miedo que la hizo temblar en todo el cuerpo…”


Accésit: Mauro López García (3ºB)

INSTINTO DE SUPERVIVENCIA

Subiendo la rampa, justo al final, puerta gris, a las doce horas, ábrela, da dos pasos, espera quieto muy quieto. Ellos no saben que estás, pero tú si puedes oírlos, ellos no saben que lo sabes, pero no están tranquilos. Fueron muchos años, quizás demasiados, muchos protagonistas y algún que otro invitado. Sin rastros, sin evidencias, con pactos de silencio desde la negación absoluta. La nada. Cómo si al cruzar la puerta de retorno sus mentes no fueran capaces de verbalizar lo sucedido. Seguí escrupulosamente las indicaciones y allí estaban todos los sospechosos: Noemí y Cristina recibían un relajante masaje, Rocío elegía una suave bossa-nova, el departamento de francés disfrutaba de unos batidos de fruta fresca. Miriam se inscribía en su próximo maratón. El miedo me paralizó: profesores relajados en el instituto.Y así por fin, entendí como aquellas personas eran capaces de soportarnos durante nueve interminables meses al año. 


CATEGORÍA B

1º Vega Valencia Pérez (2º Bac D)

DICEN…

Dicen que las noches tras las tardes de evaluación se le oye vagar por los pasillos del Instituto, y que, por eso, al acabar, los profesores salen corriendo del centro como alma que lleva el diablo. Algunos dicen que, en esas noches, desde fuera, se ve el reflejo de unas gafas sobre una bata blanca cruzando tras las ventanas, y se oye un arrastrar de pies y un sonido como un suspiro. Dicen también que, a la mañana siguiente, al abrir las puertas puede olerse un cierto aroma a azufre.

Dicen que es el espíritu vengativo de un profesor de Química que jamás suspendió a ningún alumno y que por ello fue asesinado por otros profesores celosos que se deshicieron de su cadáver sumergiéndolo en ácido sulfúrico. 

No sé si será cierto, pero cada vez que surge el tema, Jaqueline, Paz y Guadalupe sudan y miran a otro lado.


2º Carla Somavilla González (4ºA)

NUNCA ANTES, JAMÁS DESPUÉS

Creía que conocía todos los sentimientos que provocaba en mí este lugar, como amargura, aburrimiento o incluso a veces diversión. Me conocía el instituto como la palma de mi mano. Sabía dónde el sol jugaba con las motas de polvo. Observaba divertida aquella gotera que siempre aparecía en primavera, nunca antes, jamás después. Conocía los rincones por los que el aire entraba descarado. Aunque aquel aire no se asemejaba a la corriente juguetona del pasillo a la que estaba acostumbrada. Era diferente, afilado, trágico. Producía una sensación en mi estómago, un hormigueo que no había vuelto a sentir desde aquel día.  Esperaba equivocarme, pero entonces ocurrió. Cuando me crucé con Chus en el pasillo y la miré a los ojos, lo supe: ya no era el único fantasma en el IES Valle de Piélagos.


3º Candela González Eguren (4ºA)

LA ROSA

Un hilo de sangre se deslizaba por su dedo, al meter la mano en la mochila se había pinchado. A su lado Carla, frunció el ceño y preguntó: “¿Qué pasa?”. Él restándole importancia respondió con evasivas: “Nada”. No quería que supieran para quién era la rosa de su mochila.

Cuando sonó el timbre, se dirigió a la parte trasera del instituto inmerso en el intento de pasar desapercibido. Sin embargo, al llegar, retrocedió al notar la presencia de alguien en el lugar al que se dirigía. El lugar donde había enterrado aquel cuerpo un año atrás. Dejó caer la rosa, sin recogerla, ya no podía adornar la tumba con ella. Un cúmulo de emociones se agolparon en su pecho, y ahora, solo podía pensar en qué haría con la persona que le había descubierto. 


Accésit: Vega Valencia Pérez (2º Bac D)

LAS GOTERAS

Nada más inaugurar el Instituto empezaron las goteras. Se llamó a los técnicos, que intentaron solucionar el problema, pero nada. A principio de curso o durante el verano, aunque llueva, el agua no atraviesa las cubiertas, pero a medida que el curso avanza la situación empeora, es más, hay épocas en las que, aunque el día sea soleado, del techo cae agua como si fuera una catarata. Y baja por la rampa y se acumula en el hall. 

Al principio nadie lo entendía, pero ahora, mientras nos culpamos unos a otros: Claudia a Andrea, Arantxa a Belén, Rodolfo a Cristina… todos somos conscientes de lo que ha estado pasando

Cada gota que ha caído ha sido un examen suspendido en este centro, y ahora estamos todos con el agua al cuello…y a principio de curso. 

Puede que seamos las últimas promociones…tanto de alumnos como de profesores 


Accésit: Daniela López Casar (4ºE)

CUIDADO CON EL COMENTARIO DE TEXTO

Era un viernes ha última hora y tocaba lengua. Teníamos que hacer un comentario de texto sobre un poema de Bécquer. Al entregarlo, Raquel eligió uno al azar y comenzó a leerlo, todo iba bien: introducción, resumen, estructura interna y externa; hasta que llegó el apartado de recursos literarios, hizo una pausa. Seguidamente, se levantó de la silla con inquietud y se dirigió hasta mi compañero, el autor de dicho texto. Lo cogió del brazo y con una fuerza sobrehumana, la profesora de lengua giró el cuerpo del alumno en círculos hasta coger la suficiente fuerza como para lanzarlo por la ventana, afortunadamente, este cayó en el río.

Desde entonces, nadie volvió a confundir una anadiplosis con una epanadiplosis.